¿Qué es la biotecnología marrón?
La biotecnología marrón es una rama de la biotecnología enfocada en las zonas áridas y desérticas. Se dedica a aplicar la tecnología y la ciencia para aprovechar y mejorar terrenos secos, suelos poco fértiles y regiones con escasez de agua. El objetivo principal de esta disciplina es introducir especies y cultivos muy resistentes en esos entornos hostiles, aumentando la flora y la biodiversidad local.
En otras palabras, la biotecnología marrón busca que la vida prospere en el desierto, usando semillas, organismos y técnicas adaptadas para sobrevivir con poca agua y en condiciones extremas. La idea es que estas herramientas permitan incluso reducir el hambre en regiones desérticas, mejorando la seguridad alimentaria donde antes era difícil cultivar.
Mapa mundial que muestra las regiones áridas y semiáridas clasificadas por el PNUMA en 2023.
¿En qué consiste la biotecnología marrón?
Dentro de la clasificación por colores de la biotecnología ( roja para salud , verde para agricultura general , blanca para industria , azul para entornos marinos , gris para medio ambiente , etc.), la marrón es una de las más recientes en definirse, centrada específicamente en el medio ambiente árido. Por ello, a veces se la llama también "biotecnología del desierto".
La biotecnología marrón proviene de la biotecnología verde, pero especializada en ambientes secos. Se llama "marrón" porque ese es el color típico de los desiertos y tierras áridas. Básicamente, consiste en desarrollar y emplear tecnologías para zonas áridas: por ejemplo, crear semillas mejoradas de plantas capaces de crecer en suelos desérticos, microorganismos beneficiosos que regeneran tierras pobres, o métodos agrícolas especiales para aprovechar al máximo el agua disponible.
Un aspecto importante de la biotecnología marrón es respetar y conservar la biodiversidad nativa de los desiertos. Muchas regiones áridas poseen especies únicas adaptadas a esas condiciones. Esta rama busca aprovechar esas adaptaciones de forma sostenible: por ejemplo, usando plantas autóctonas resistentes en proyectos de reforestación, o estudiando genes de organismos resistentes a la sequía para aplicarlos en cultivos. En resumen, la biotecnología marrón combina conocimientos de genética, agronomía y ecología para transformar suelos áridos en tierras productivas sin romper el equilibrio natural del ecosistema.
Biotecnología marrón y desertificación
La desertificación es el proceso por el cual un suelo fértil se degrada y se convierte en un desierto. Ocurre debido a la combinación de cambio climático (menos lluvias, temperaturas más altas) y actividades humanas inadecuadas (deforestación, agricultura intensiva, sobrepastoreo, sobreexplotación del agua, etc.). Este problema afecta a muchas partes del mundo: se estima que alrededor del 40% de la superficie terrestre es vulnerable a la desertificación, y más de 2.000 millones de personas viven en regiones en riesgo de desertificación. En España, por ejemplo, zonas del sureste peninsular (Murcia, Almería y otras) ya experimentan procesos de desertificación debido a las escasas precipitaciones y a la sobreexplotación de acuíferos y suelos. Cuando un terreno se desertifica pierde su vegetación, su capacidad de cultivo e incluso la vida silvestre, generando un impacto socioeconómico grave (hambre, migraciones, pobreza).
En este contexto, la biotecnología marrón surge como aliada contra la desertificación. Sus aplicaciones pueden ayudar a recuperar suelos degradados o a aprovechar aquellos que ya son áridos, evitando que empeoren. Por ejemplo, el desarrollo de cultivos tolerantes a la sequía permite obtener alimentos en tierras secas, reduciendo la presión sobre suelos más fértiles. También se trabajan técnicas para evitar que el desierto avance, como estabilizar dunas de arena mediante organismos o revegetar áreas semiáridas con plantas adaptadas. (La Unión Africana, por ejemplo, impulsa la iniciativa de la Gran Muralla Verde, una franja de vegetación a través del Sahel para frenar el avance del Sahara usando especies autóctonas resistentes). La idea es que la tecnología sirva para frenar e incluso revertir la degradación del suelo, haciendo que incluso en climas muy secos se pueda mantener un ecosistema productivo.
¿Cuáles son las principales aplicaciones de la biotecnología marrón?
La biotecnología marrón se traduce en soluciones prácticas para la agricultura y el medio ambiente en zonas áridas. Un área clave es el desarrollo de cultivos mejorados que crezcan con poca agua. Mediante técnicas de mejoramiento genético tradicional y biotecnología moderna (ingeniería genética o edición génica), se han obtenido variedades de plantas resistentes a la sequía y a la salinidad. Estas plantas pueden sobrevivir en suelos muy secos o incluso salinos (típicos de oasis o regiones con riego de baja calidad) manteniendo buenos rendimientos. Un ejemplo destacado es el de ciertos cereales y legumbres adaptados al desierto: variedades de mijo, sorgo o garbanzo capaces de dar cosechas en regiones con lluvias mínimas.
Además de las semillas resistentes, la biotecnología marrón incluye otras tecnologías para zonas áridas. Por ejemplo, el uso de biofertilizantes: microorganismos (bacterias y hongos beneficiosos) que se añaden al suelo para ayudar a las plantas a obtener nutrientes, mejorando la fertilidad del terreno sin necesidad de tantos fertilizantes químicos. También se desarrollan bioplaguicidas naturales para controlar plagas en cultivos secos, utilizando compuestos biológicos que no contaminan el entorno.
En cuanto al agua, que es el recurso más escaso en estos lugares, se investigan cultivos que aprovechan eficientemente cada gota. Incluso se están explorando técnicas de riego inteligente que combinan sensores y microorganismos del suelo para optimizar la humedad disponible para la planta. También la ganadería en zonas secas puede beneficiarse de la biotecnología marrón: por ejemplo, produciendo forrajes (plantas para alimento animal) más resistentes a la sequía, o desarrollando vacunas y tratamientos para enfermedades que afectan al ganado en climas áridos.
Otra aplicación importante está en la recuperación de suelos degradados. En terrenos semidesérticos donde apenas crece vegetación, se pueden introducir especies pioneras resistentes (como arbustos o pastos nativos) para iniciar la restauración ecológica. La biotecnología apoya esto identificando qué variedades sobreviven mejor y cómo facilitar su implantación (por ejemplo, recubriendo semillas con bacterias protectoras). Todas estas herramientas buscan un fin común: hacer viable la agricultura en zonas áridas y sostener a las poblaciones locales con recursos propios, a la vez que se cuida el ecosistema.
Organismos resistentes en entornos áridos
La naturaleza es fuente de inspiración para la biotecnología marrón. En los desiertos y estepas viven organismos resistentes capaces de soportar condiciones extremas. Por ejemplo, muchas plantas desérticas (llamadas xerófitas) han desarrollado adaptaciones especiales: raíces muy profundas para buscar agua subterránea, hojas pequeñas o convertidas en espinas para reducir la evaporación, tejidos gruesos que almacenan agua (como en los cactus y las suculentas), o semillas capaces de dormir largos periodos hasta que una lluvia las despierta. También existen plantas halófitas (tolerantes a la sal) que crecen en suelos salinos donde otras no podrían. Todos estos rasgos interesan a los científicos: comprender los mecanismos genéticos y fisiológicos que los permiten puede ayudar a transferir esas características a cultivos útiles.
Los microorganismos igualmente juegan un papel crucial. En suelos áridos se encuentran bacterias y hongos extremófilos que sobreviven con muy poca humedad y temperaturas altas. Algunos forman simbiosis con las raíces de las plantas (micorrizas y rizobios), ayudándolas a captar nutrientes y agua en su entorno hostil. Otro caso son ciertas cianobacterias que crean una costra biológica sobre el suelo del desierto, protegiéndolo de la erosión y aportando materia orgánica. La biotecnología marrón aprovecha estos organismos resistentes: ya sea utilizándolos directamente (por ejemplo, inoculando bacterias beneficiosas en campos de cultivo áridos para mejorar el suelo) o extrayendo de ellos compuestos y genes útiles. Un gen de una planta resistente al calor o a la sequía, por ejemplo, puede insertarse en una planta de cultivo para que adquiera esa tolerancia.
En resumen, los seres vivos autóctonos de las zonas áridas nos enseñan cómo sobrevivir en ambientes extremos. La biotecnología marrón aprende de ellos y aplica ese conocimiento para diseñar soluciones biológicas: desde crear una planta de tomate que resista un verano seco, hasta utilizar bacterias que fijen nitrógeno en un terreno casi estéril. Gracias a estos organismos resistentes, es posible innovar en agricultura sin romper la armonía con el ecosistema desértico, imitando a la naturaleza en nuestras estrategias.
Ejemplos de la biotecnología marrón
A continuación, se enumeran algunos ejemplos destacados de lo que ha logrado o propone la biotecnología marrón en la práctica:
- Bacterias que detienen el avance de dunas: El investigador Magnus Larsson propuso usar la bacteria Bacillus pasteurii (hoy conocida como Sporosarcina pasteurii) para solidificar la arena del desierto. Esta bacteria produce carbonato de calcio, actuando como un "cemento" natural que pega los granos de arena. Inyectándola en dunas móviles, sería posible frenar su desplazamiento y construir barreras biológicas de varios kilómetros. Proyectos de este tipo buscan crear muros naturales que detengan la expansión de desiertos como el del Sahara y, a la vez, generen suelo estable donde plantar vegetación a largo plazo.
- Cultivos alimentarios mejorados para el desierto: En las últimas décadas se han desarrollado centenares de nuevas variedades de cultivos básicos adaptados a climas secos. Por ejemplo, tipos de garbanzo, mijo o sorgo que soportan la sequía y las temperaturas altas sin perder rendimiento. Estos cultivos son fundamentales para la alimentación en regiones áridas de África y Asia. Un caso notable es el programa WEMA (Water Efficient Maize for Africa), que ha producido maíz tolerante a la sequía para agricultores africanos. Gracias a estos avances, comunidades que antes veían sus cosechas fracasar por la falta de lluvia ahora pueden cultivar con mayor seguridad alimentaria.
- Biofertilizantes y restauración del suelo: En México y otros países se investiga el uso de microorganismos nativos de zonas áridas como fertilizantes biológicos. Algunas bacterias de esos desiertos estimulan el crecimiento de las plantas, fijan nitrógeno del aire en el suelo y ayudan a retener humedad. Al introducirlas en campos agrícolas, se puede mejorar la fertilidad del suelo de forma natural y reducir la necesidad de fertilizantes químicos. Asimismo, proyectos de restauración ecológica emplean hongos micorrícicos para reintroducir vegetación en terrenos degradados, aumentando las probabilidades de éxito en la recuperación de ecosistemas secos.
- Reforestación con especies resistentes: En el Sahel africano se desarrolla la iniciativa conocida como Gran Muralla Verde, que consiste en plantar una franja continua de bosques y vegetación a lo largo del borde sur del desierto del Sahara. Este proyecto internacional, si bien es principalmente ecológico, se apoya en conocimientos biotecnológicos para seleccionar árboles y arbustos muy resistentes a la sequía (por ejemplo, variedades de acacia nativas) y para mejorar su supervivencia mediante viveros y tratamientos de semillas. Al crear esta barrera verde de miles de kilómetros, se espera frenar el avance del desierto y recuperar tierras degradadas, demostrando cómo la tecnología y la naturaleza pueden unirse contra la desertificación.

Vista aérea de la Gran Muralla Verde en el Sahel, África.
Investigación y universidades en biotecnología marrón
Dada la importancia de combatir la desertificación y mejorar la productividad de las zonas secas, numerosas instituciones y universidades investigan en este campo. En España, por ejemplo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con centros dedicados a estudiar ecosistemas áridos y semiáridos. Destacan la Estación Experimental de Zonas Áridas en Almería y el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE) en Valencia, donde se investiga la ecología de los desiertos, la conservación de su biodiversidad y opciones para recuperar suelos. Estas instituciones colaboran con universidades y agricultores para llevar la ciencia del laboratorio al terreno.
A nivel internacional, países con grandes extensiones áridas lideran la investigación en biotecnología marrón. Asimismo, en América Latina países con áreas secas, como México o Chile, han creado centros de investigación especializados para enfrentar sus propios retos de sequía y desertificación. En Israel, la Universidad Ben-Gurión del Néguev es reconocida por sus avances en agricultura del desierto, desarrollando cultivos eficientes en el uso de agua y técnicas de riego de precisión en pleno Negev.
En Estados Unidos, universidades como la de Arizona y centros como el Desert Research Institute estudian la gestión sostenible de tierras secas, combinando biotecnología con innovaciones en uso de agua y energía solar adaptadas a zonas remotas. Organismos internacionales también juegan un papel: el ICARDA (Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas) y otros grupos del sistema CGIAR desarrollan constantemente nuevas variedades de cultivos resistentes y comparten conocimientos para ayudar a comunidades de áreas desérticas en todo el mundo.
Cabe mencionar que el interés por la biotecnología marrón va en aumento debido al cambio climático. Universidades en países afectados por sequías recurrentes (por ejemplo, en el norte de África, Medio Oriente, Australia o India) están incorporando programas especializados en esta área. Cada vez más estudiantes de biología, agronomía y ciencias ambientales ven en la biotecnología marrón una opción de investigación con gran impacto social y medioambiental.
El futuro de la biotecnología marrón
Mirando hacia el futuro, la biotecnología marrón será un pilar fundamental para enfrentar desafíos globales. Con el aumento de la población y el cambio climático intensificando las sequías, cada vez más regiones podrían volverse áridas. Las soluciones que ofrece esta disciplina ayudarán a garantizar la seguridad alimentaria en esas condiciones adversas, desarrollando cultivos capaces de alimentar a las comunidades a pesar de la falta de agua. Esto no solo proporciona alimentos, sino que también puede prevenir problemas sociales: si la tierra sigue siendo productiva, las comunidades locales no se ven obligadas a migrar por hambre ni a competir por recursos escasos. Además, contribuirá a la sostenibilidad ambiental, ya que rehabilitar suelos degradados y frenar la desertificación protege la biodiversidad y previene la emisión de polvo y CO₂ de tierras erosionadas.
Por supuesto, estas soluciones biotecnológicas deben acompañarse de una buena gestión del agua, políticas de conservación y la participación de las comunidades locales para lograr cambios duraderos. Es previsible que veamos avances tecnológicos aún más innovadores: plantas transgénicas o editadas genéticamente con tolerancia múltiple (sequía, calor extremo y salinidad a la vez), microorganismos diseñados para crear una capa nutritiva sobre la arena, e incluso sistemas integrados de bioenergía en el desierto (como algas que produzcan biocombustible usando agua salobre). Todos estos desarrollos encajan en la visión de un planeta que aprovecha mejor sus zonas áridas en vez de abandonarlas a la degradación.
En este camino, compañías como TECNIC, especializadas en el desarrollo de soluciones biotecnológicas avanzadas, juegan un papel clave al aportar tecnología, innovación y equipos capaces de apoyar estos proyectos en condiciones extremas.
En conclusión, la biotecnología marrón representa una esperanza tangible para transformar desiertos en fuentes de vida y recursos, combinando la ingeniería y la ecología para lograr un futuro más sostenible en las regiones más secas del mundo. La capacidad de hacer florecer el desierto que ofrece la biotecnología marrón, junto con el compromiso de empresas como TECNIC, la convierte en un campo apasionante donde ciencia y sostenibilidad van de la mano.

Frequently Asked Questions (FAQ) on Red Biotechnology
Red biotechnology is the branch of biotechnology applied to medicine and healthcare, including vaccines, therapeutics, diagnostics, and regenerative medicine.
Its main applications include therapeutics and vaccines, molecular diagnostics, regenerative medicine, cell and gene therapies, and disease detection tools.
Red biotechnology enables the development of modern vaccines, such as recombinant and mRNA vaccines, which are safer, faster to produce, and more effective.
The five colors are red (medicine and health), green (agriculture), white (industry), blue (marine resources), and yellow (food production).
The future includes curative gene and cell therapies, regenerative medicine with lab-grown organs, AI-driven personalized treatments, and broader global access to advanced healthcare.
It provides molecular tools like PCR, biomarkers, and genomic sequencing, which improve early disease detection and precision in treatment decisions.
The market is expanding rapidly, driven by demand for personalized medicine, vaccines, and advanced therapies. It is one of the fastest-growing sectors of biotechnology worldwide.
Key challenges include gene editing in embryos, privacy of genetic data, equitable access to expensive therapies, and global regulation of emerging technologies.
Referencias
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Este artículo ha sido revisado y publicado por TECNIC Bioprocess Solutions, especialistas en equipos biotecnológicos e innovación en el sector biofarmacéutico.











